Los pueblos gritan necesitad religiosamente desde tiempos inmemoriales, pero hay un pueblo en el mundo, situado en el mismo trayecto del ron y las bancas de lotería, al que le han escondido y quizás no para siempre, el primer paso del método científico: La observación.
Cómo estableces una proposición? Cómo construyes una hipótesis? Cómo comparas o verificas? De qué manera aceptas o desechas? Cómo logras finalmente sacar una conclusión? Imposible todo lo anterior en ausencia de esa observación que es un fundamento y cabeza del espíritu crítico que todo ciudadano debe poseer para no ser engañado.
Por eso es normal que veamos que artistas como el Lápiz Consciente aún gocen de gran demanda entre la juventud. No importa cuántas veces la fanaticada lo vea apoyando aspiraciones políticas repudiadas por grandes porcentajes, él siempre podrá volver a hacer una canción “revolucionaria” justo después de fotografiarse con un turpén, y ser el héroe de muchos otra vez.
Pienso que ningún artista que haya decidido ponerle una coloración partidaria a su voz, tiene derecho a presentarse como mesías o antorcha de lucha. Pero cómo le explicas eso al que va reventándose los oídos camino a la escuela con “truki truki tu lechita para que te nutras” y cargando unos libros de texto diseñados para tragar el conocimiento sin masticar?
Los niños de mi país están creciendo con la imagen de unas Fuerzas Armadas vestidas de gala que le rinden honores a una estatua sin vida “representación de la madre de Jesucristo”. Y tal situación envía un preocupante meta-mensaje al niño que observa la procesión a distancia en la calle, con el estómago vacío, su caja de limpiabotas y el concreto de calzado: “un pedazo de hierro vale más que yo”.
Me resulta chocante y hasta bizarro observar esta logística en torno a un objeto inanimado que corre con mejor suerte que las mayorías bajo el absurdo de “la madre Dios”. Nuestros niños están creciendo y procesando como algo común que un hombre de carne y hueso como el Cardenal, sea tratado como todo un príncipe y pueda hacer y decir cuánto quiera por encima incluso del mismo presidente de la República sin que este opine.
En una ocasión en mi etapa escolar, fui testigo de cómo hicimos una fila para saludarlo el día de su cumpleaños en una visita a su domicilio. Todos le dieron el protocolar beso en el anillo; llegado mi turno extendí mi mano con naturalidad y en buen dominicano “me hice el loco” con la normativa que nos habían explicado antes de entrar al “castillo”.
Cuantas veces ha intervenido este Cardenal cuando capital extranjero viene a depredar la tierra y a contaminar ríos? Sólo le gusta abrir su boca bien grande en casos de bajo riesgo como el de Pro-familia y su campaña publicitaria para prevenir embarazos en carajitas. Estos son señores, los portadores del mensaje de Dios, y no esperaba menos.
Quién ve estas cosas? Es posible que muchas personas, y no se atrevan a opinar para no perder sus botellas o trabajos; incluso en un caso extremo su integridad física o la vida. Después de todo el asistente de Jósef Wesolowski, el mismo que le buscaba los niños por los predios de la Zona Colonial y quien ha pagado la totalidad de platos del monstruo polaco ese, ha recibido amenazas de muerte “si sigue hablando dipararate”.
No era el odio sino el asco lo que consumía mi vida, como decía Federico el alemán. No sé qué siento cuando veo fichitas de la categoría de Victor Grimaldi con la osadía de hablar por nosotros diciendo cosas como: “Señor Papa Francisco el pueblo ta’ quillao con Vargas Llosa y ta vakiando al Cardenal”. Pero buen…#?#$ ! Quién te dijo que cientos de miles de dominicanos y yo pensamos como tú? Dónde están las manifestaciones PRO-CARDENAL? Nadie las vio, ni siquiera tú mismo.
Cualquiera con un carguito puede darse el lujo de hablar por ti, por mí, por el platanero, por el dueño del colmado y el camionero. Cualquiera que conozca que somos como pueblo una masa con hambre y en estado perpetuo de embriaguez, sabe cómo hacerse rico por siempre si no tiene corazón. Si es verdad que hay un Dios justo en el cielo, me imagino que todo el que le ha quitado algo a esta hermosa tierra, lo va a devolver tres veces y se irá por la puerta de la vergüenza abucheado.
Voy a dejar de imaginar cosas y voy a empezar a poner mi granito de arena en lo que Buda, Jehová, Zeus o Gokú se deciden en la cuestión de quién bajará primero a hacerle justicia a todos los muertos de hambre y de impunidad que suman millones desde que tenemos democracia y constitución. Mañana se cumplen 3 años de la muerte a tiros de mi mejor amigo Juan Antonio Pérez Velóz, que por no ser artista o su familia influyente, la polícia "sigue investigando".
Que nos devuelvan la observación, que el pueblo sea el pueblo. Que le devuelvan la educación a los niños, no un 4% que no sirve de nada si el entorno está podrido. Echar agua limpia en un vaso con lodo carece totalmente de sentido. La televisión seguirá pervirtiendo con imágenes y la radio seguirá diciéndole a las generaciones que las mujeres son “cueros” y que las personas valen por lo que tengan en el banco.
El método sigue incompleto...
“Era el pueblo de Mayo quien sufría, no ya el rigor de un odio forastero, sino la vergonzosa tiranía del olvido, la incuria y el dinero. El mismo pueblo que ganara un día su libertad al filo del acero tanteaba el porvenir, y en su agonía le hablaban sólo el Río y el Pampero.” Leopoldo Marechal
Jairo G. Cáceres Simó (Infinito Orpheo)
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bien muy bien llevado
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